jueves, 20 de octubre de 2011

Dos reelecciones, dos campañas, un mismo partido

Por Formía Giuliana y Zubiaur Martín

Luego del Pacto de Olivos, dos reelecciones presidenciales caracterizan a la historia electoral argentina, la de Carlos Menem en 1995, y la de Cristina Fernández en 2011. Dos modelos peronistas antagónicos, dos crisis internacionales y dos situaciones económicas apoyadas por la clase baja y gran parte de la clase media.

“Tanto Menem como Cristina se enfrentaron en su proceso de reelección con oposiciones fragmentadas, con candidatos débiles y con estrellas fugaces construidas por los medios. A esto, hay que sumarle que los candidatos apelaban al electorado de clases media y a los sectores populares”, afirma el politólogo Esteban Lo Presti.

El profesor de ciencias políticas de la UBA agrega que ambas campañas minimizaron las crisis de fuera de argentina, no por el desconocimiento de los efectos, sino porque entienden que el electorado no quiere escuchar noticias negativas. Durante el gobierno de Menem, el mundo sufrió una nueva crisis, el efecto tequila. A un año de las elecciones, Argentina tuvo grandes consecuencias. Peligró el plan de convertibilidad, se inició una fuga de capitales extranjeros, lo cual generó una caída en las reservas internacionales.

En toda campaña de reelección - explica el politólogo Hugo Borrajo- existe una pata ideológica, que en el caso de Menem, buscaba en el neoliberalismo un crecimiento a la derecha, y también, un achicamiento en el Estado, mientras que en el de Cristina, se compone por un modelo keynesiano tardío, y un Estado que se ocupa de la redistribución de la riqueza, y la recuperación social.

A su vez, las propagandas electorales tienen una pata material, que podría ser el consumismo exacerbado de los `90 y la ley de convertibilidad, o la Asignación Universal por Hijo y los subsidios estatales de la actualidad.

Por otra parte, Lo Presti asegura que ambas campañas están “atravesadas por dos hechos trágicos”, en referencia a la muerte del hijo del presidente Menem –muy cercana a la fecha de la elección- y la de Néstor Kirchner, “que dispara el sentimiento épico que vemos hoy en día.” Apunta que “de no haber muerto el expresidente hoy no estaríamos hablando de una reelección de Cristina”. Según Guillermo Bertoldi, especialista en comunicación electoral y de gobiernos, es un error suponer que la desaparición de Kirchner “favoreció en demasía las oportunidades electorales del oficialismo, ya que en encuestas nacionales del invierno pasado, se observaba un incremento de su imagen positiva e intención de voto”.

La diferencia más clara - para Bertoldi- entre Cristina y Menem, más allá de las distintas etapas históricas que no permiten comparación, es que actualmente el oficialismo cuenta con un caudal mediático superior, el cual no contaba el expresidente.

“Ni el voto a Menem fue el voto licuadora, ni el de Cristina es el voto LCD, ni mucho menos el voto plan social, en ambos períodos históricos la gente aprobaba los valores e ideas que sostenían y sostienen los gobiernos”, concluye el especialista en comunicación electoral.





Gentileza La Nación

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