viernes, 21 de octubre de 2011

Desde la radiofonía comunitaria

El 10 de octubre se cumplieron dos años de la promulgación de la nueva ley de Comunicación Audiovisual por parte de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la cual reemplazó a la ley de Radiodifusión N°22.285, sancionada durante la última dictadura militar, y que favorecía el control monopólico de la información.

Dos de los ítems que marca esta nueva ley hablan de la participación de las cooperativas y de la publicidad en los medios de comunicación audiovisuales. La sanción les permitió ser parte de los medios, siempre y cuando se garantice una porción del mercado a un competidor; y se comenzó a regular el tiempo de emisión de avisos comerciales para evitar el exceso de interrupciones en la programación.

FM Pocahullo es una radio comunitaria que se encuentra hace más de veinte años en San Martín de los Andes, provincia de Neuquén. Ancestralmente ese territorio pertenecía al pueblo mapuche y, aún en la actualidad, la radio está rodeada de personas de esa etnia. En 2004 los integrantes de la emisora fueron quienes capacitaron a los pobladores de la comunidad mapuche Linares para que en 2005 se inaugurara la radio comunitaria Nehuen Hueche, la primera radiodifusora indígena de la Argentina con licencia oficial.

Lautaro Capece trabaja en esta radio en el Departamento de Noticias, tanto al aire, en programas informativos y periodísticos, como en la operación en cabina. Además, forma parte de la Mesa Nacional del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) y trata de mantener a todos los equipos en funcionamiento técnico.

Antes de la sanción de la nueva ley, las publicidades se pagaban y a cada partido político se le cobraba por la salida de los spots, aunque algunas radios comunitarias como Aletwy Weñelfe, también de Neuquén, preferían no aceptar publicidades de ningún partido político.

Según Capece, luego de la promulgación, “la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFCA) decidió en qué medios poner o no dichas propagandas”, y aseguró que las ponen en donde hay más población, de modo que las radios alejadas de las grandes ciudades y cercanas a las comunidades de pueblos aborígenes no pueden competir, ya que la cantidad de las personas siempre es menor.

Con relación a la nueva reforma electoral, Capece afirmó: “Por un lado recorta los ingresos publicitarios a aquellos que lo aceptaban, y por otro evita el voto justificado por las promesas a alguien que nunca las cumplirá. Es bueno que exista una distribución pareja de la publicidad, pero mientras las inscripciones para recibirlas sean por vías digitales nunca llegará a las comunidades indígenas, ya que no tienen Internet”.

A pesar de todos los beneficios que pueden otorgar las nuevas reglas del juego en los medios, la información que necesitan los pueblos originarios para votar sigue siendo un problema, ya sea por las diferencias de lenguaje o por la lejanía de las ciudades más importantes, y como dijo Capece, por “la peligrosidad del asistencialismo de los cotillones electorales”.

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